Fuerte y leal, así era "la Rebuelta", una gran abertzale que nunca nos ha dejado de demostrar su gran capacidad de trabajo, y su increíble lealtad a Euzkadi y a todos los que la conocíamos.
La conocí en los 80 cuando impartió un cursillo de monitores de Gaztetxos en Zumarraga y desde entonces no he dejado de aprender con ella.
En el día a día de mis principios en el Parlamento hicimos un tandem de trabajo, que se transformaba en trío a la hora de comer, pues Juanjo estaba con ella en las Juntas Generales y en el grupo parlamentario.
Fue una época maravillosa, pasabamos mil horas en los dos grupos, hablando, despotricando de unos y de otros, compartiendo confidencias, riendonos muchisimo y dando todo lo que cada una podía dar.
Llegaba la primavera y empezabamos a planificar unos viajes con Idoia, Begotxu ó Ana de los cuales disfrutamos como enanas, descubrimos otras formas de vivir y aprendiamos, seguiamos aprendiendo.
Eso si teníamos que volver para fiestas de Amurrio, eso era sagrado. Su pueblo y su txoko eran el centro del universo, y era verdad, allí se reunía con su gran familia y su cuadrilla, los de siempre, y la chicas de la Terraza, Amurrio era su centro espiritual y donde recibía energias para seguir en su lucha.
Llegaba el Alderdi y nos ibamos a trabajar a Salburua después de salir de nuestros trabajos y allí nos quedamos horas hablando con los chicos y jugando al mus. Unas noches de risas y mus.
Las relaciones humanas siempre han sido su fuerte, su sinceridad que la llevaba a discutir con todo el mundo sus posicionamientos y su lealtad fueron algunos de sus puntos clave en su vida.
Agur Rebu, un muxu
La conocí en los 80 cuando impartió un cursillo de monitores de Gaztetxos en Zumarraga y desde entonces no he dejado de aprender con ella.
En el día a día de mis principios en el Parlamento hicimos un tandem de trabajo, que se transformaba en trío a la hora de comer, pues Juanjo estaba con ella en las Juntas Generales y en el grupo parlamentario.
Fue una época maravillosa, pasabamos mil horas en los dos grupos, hablando, despotricando de unos y de otros, compartiendo confidencias, riendonos muchisimo y dando todo lo que cada una podía dar.
Llegaba la primavera y empezabamos a planificar unos viajes con Idoia, Begotxu ó Ana de los cuales disfrutamos como enanas, descubrimos otras formas de vivir y aprendiamos, seguiamos aprendiendo.
Eso si teníamos que volver para fiestas de Amurrio, eso era sagrado. Su pueblo y su txoko eran el centro del universo, y era verdad, allí se reunía con su gran familia y su cuadrilla, los de siempre, y la chicas de la Terraza, Amurrio era su centro espiritual y donde recibía energias para seguir en su lucha.
Llegaba el Alderdi y nos ibamos a trabajar a Salburua después de salir de nuestros trabajos y allí nos quedamos horas hablando con los chicos y jugando al mus. Unas noches de risas y mus.
Las relaciones humanas siempre han sido su fuerte, su sinceridad que la llevaba a discutir con todo el mundo sus posicionamientos y su lealtad fueron algunos de sus puntos clave en su vida.
Agur Rebu, un muxu
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